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Vista aérea de floresta fechada

ESG Y EL FUTURO DEL DESARROLLO SOSTENIBLE

Los temas sobre la sostenibilidad comenzaron a discutirse antes de la creación del término ESG, pero la aparición del concepto amplió la mirada hacia la necesidad inevitable de integrar las iniciativas que involucran economía, medio ambiente y sociedad.

La sigla ESG (Ambiental, Social y Gobernanza) comenzó a mencionarse entre líderes del mercado financiero en 2004, después de una promulgación del entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan. El diplomático instó a 50 CEOs de grandes instituciones financieras sobre lo que podría hacerse para integrar las cuestiones de temas ambientales, sociales y de gobernanza al mercado financiero. El término fue citado en la publicación Who Cares Win y, desde entonces, ha crecido y guiado movimientos importantes en el escenario corporativo.

Los últimos años han estado marcados por el crecimiento de los debates sobre los impactos ambientales y sociales en relación con el cambio climático y sus consecuencias. Y, a pesar de los importantes esfuerzos e iniciativas que ocurren en todo el mundo, los desafíos son grandes. Según el IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático), la posibilidad de no alcanzar el objetivo de limitar el aumento de la temperatura media global a 1,5° en 2030 es del 50%.

Por eso, actualmente es fundamental que las atenciones estén dirigidas a mejorar las perspectivas en relación con un futuro más sostenible, y es esencial la participación de todos los sectores de la sociedad en este objetivo. Y es por esta razón que la sigla ESG ha ganado fuerza cuando se trata de sostenibilidad y los principios de desarrollo sostenible.

¿QUÉ HA CAMBIADO EN LOS ÚLTIMOS 20 AÑOS?

Los temas sobre la sostenibilidad no comenzaron a discutirse a partir de la creación del término ESG. Diversos acontecimientos históricos, como el aumento de la densidad poblacional en todo el mundo, los desarrollos tecnológicos, las necesidades de avances para reducir la desigualdad social, entre otros temas, ampliaron la mirada hacia la integración inevitable entre las iniciativas que involucran economía, medio ambiente y sociedad.

Estos movimientos impulsaron, por citar algunos ejemplos, la creación y desarrollo de leyes laborales y evolución de derechos humanos en el ámbito social; de reglas de transparencia y anticorrupción en el ámbito de gobernanza corporativa, y el establecimiento de metas de reducción de emisión de gases de efecto invernadero cuando hablamos de medio ambiente. Acciones como estas ya ocurrían mucho tiempo antes de que la sigla ESG comenzara a ganar protagonismo, pero la consolidación de estas ideas en un concepto integrado y de constante actualización, ayuda a moldear la forma en que las organizaciones adoptan o mejoran las estrategias de sostenibilidad.

Por haber surgido en el mercado financiero, la principal evolución del ESG está en el contexto de las inversiones. En 2006, un grupo internacional de inversores y la ONU crearon los Principios para la Inversión Responsable, para traer más claridad y transparencia a las evaluaciones de inversiones institucionales que consideran las prácticas ESG. Y conforme una publicación hecha por Economatica, empresa especializada en investigaciones del sector financiero, de 2013 a 2023 pasó de 43 a 53 el número de fondos de inversiones basados en criterios de sostenibilidad.

Por mucho tiempo, el área de la sostenibilidad fue vista como un obstáculo para el crecimiento comercial de las empresas. Pero la importancia de adoptar los criterios ESG en las organizaciones se ha vuelto cada vez más notable para los líderes en todo el mundo. Según el Climate Check 2022, estudio de la consultora Deloitte, el 87% de los líderes dijeron que invertir en prácticas sostenibles genera beneficios económicos a largo plazo.

Este cambio de mentalidad en relación con la comprensión de la sostenibilidad como un área estratégica ha sido de extrema importancia para que empresas de todos los tamaños sean más reconocidas y mejor evaluadas por consumidores y stakeholders en general.

ESG Y EL DESARROLLO SOSTENIBLE

El crecimiento económico responsable, la lucha contra el cambio climático y la preocupación por la responsabilidad social resumen el concepto de desarrollo sostenible. En este contexto, la agenda ESG juega un papel importante en temas que van desde la mitigación de riesgos hasta la reducción de costos y contención de desperdicios, resultando en la optimización del uso de recursos naturales y en la mejora en la calidad de vida de las personas. Consecuentemente, los beneficios se extienden al propio negocio, fortaleciendo la supervivencia de la marca, ya que la adhesión a la jornada de sostenibilidad trasciende las exigencias regulatorias y aumenta la confianza de los inversores.

Una de las herramientas que ha sido ampliamente utilizada por las empresas y organizaciones de todos los sectores como parámetro en las prácticas ESG está en el alineamiento de las iniciativas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Estas metas pueden contribuir globalmente con el desarrollo económico sostenible y poseen una visión amplia de las demandas actuales y futuras de la sociedad. Así, la agenda ESG se ha consolidado como un importante apoyo en las estrategias de las organizaciones no solo para su propio beneficio, sino para ayudar a la sociedad en la creación de expectativas optimistas para el futuro del planeta.

LOS POSIBLES PRÓXIMOS PASOS EN ESG

Los cambios relacionados con el concepto ESG acompañan, naturalmente, las demandas globales en los debates sobre desarrollo sostenible en los tres pilares. Pero más allá de las estrategias en sí, las compañías deben garantizar que las iniciativas vinculen cada vez más discurso y práctica, ya que el interés público por el tema tiende a seguir creciendo: entre los años de 2019 y 2023 la búsqueda por el término ESG en las redes sociales registró un aumento de expresivos 2.600%, conforme publicación del Pacto Global de la ONU y de la consultoría Stilingue.

Con relación al comportamiento de los consumidores, la intención de compra de las personas debe estar cada vez más vinculada a las prácticas sostenibles de las marcas. Un estudio de 2022 de la consultoría KPMG indica que el 64% de las personas están dispuestas a cambiar sus hábitos de compra para reducir el impacto ambiental y el 69% pagarían más por productos en los que estén de acuerdo con los principios de la empresa.

Para cumplir con agendas de metas de sostenibilidad en escenarios regionales y globales, también existe la tendencia de expansión y consolidación de leyes, normas y directrices en los ámbitos de responsabilidad social de las empresas, de sus prácticas relacionadas con el medio ambiente y de transparencia de la gestión. Para citar algunos ejemplos, tenemos el crecimiento del mercado voluntario cuando hablamos de carbono e hidrógeno verde, que deben guiar los parámetros para el mercado regulado, y la creación de leyes anticorrupción que exigen cada vez más transparencia en la relación de las compañías con el mercado y la sociedad.

La colaboración entre empresas, gobiernos, sociedad civil y otras partes interesadas puede volverse más crucial en el abordaje de cuestiones ESG complejas. Diálogo y cooperación pueden ser fundamentales para encontrar soluciones sostenibles y equitativas.

BV ESG 360

Bureau Veritas actúa globalmente en el área de pruebas, inspecciones y certificaciones y ayuda a las empresas a adoptar los estándares ESG y en servicios de sostenibilidad. A través de BV Green Line, agregamos una serie de servicios y soluciones para que las empresas hagan sus negocios cada vez más sostenibles, en conformidad con los requerimientos regulatorios y conforme las expectativas de la sociedad. Uno de estos servicios es BV ESG 360, que ayuda a los negocios a entender el nivel de madurez sostenible de la organización de forma 360, permitiendo diagnosticar y medir los principales escenarios de mejora en las métricas sostenibles. El servicio puede incluir la obtención de la certificación y agregar aún más valor a la jornada de sostenibilidad de las empresas.

 

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Andressa Lisboa

Andressa LisboaDirectora de Certificación y Sostenibilidad de Bureau Veritas Brasil